martes, 21 de octubre de 2008

El Baobab del Poeta





En una calle normal de Natal, poblada de comercios, colegios, talleres mecánicos y otros negocios, hay un árbol de miles de años. Su diámetro es de 12 metros. En Sudáfrica se examinó uno similar y determinaron que tenía 1.200 años. Con lo cual se supone que este de Brasil puede tener la misma edad. Se trata de un Baobab. Árbol originario de Madagascar y Australia. ¿Cómo llegó hasta aquí? No se sabe.

Lo que si se sabe, o por lo menos se especula, es que este árbol fue visto en su momento por Saint Exupéry e inspiró parte del Petit Prince. Los aviones de la compañía Aeropostale francesa, que inició las primeras rutas de correo aéreo desde Europa a Sudamérica, cruzaban el Atlántico desde Dakar en Senegal hasta Natal en Brasil. La capital del Nordeste brasileño, es el punto mas oriental de América y por consiguiente mas próximo a África. Parece que Saint Exupéry realizó varias veces ese viaje, y además del Baobab hay ciertos paisajes típicos de esta región que se ven reflejados en el libro.

Es asombroso ver el Baobab en medio de la ciudad. Y es emocionante pensar que en algún momento Saint Exupéry, estuvo cerca, lo vio e inspiró una bella creación como el Principito. Siempre es impactante estar cerca de algo antiguo, y transformar el tiempo, un concepto, en algo tangible. Mas de mil años, lleno de raíces, ramas y hojas. Con una textura que parece la piel de un elefante. El árbol ya no es madera, es cuero. ¿Hace mil años que había en Natal? Seguro que calor, humedad y mucha vegetación.

Ahora se llama el Baobab del Poeta. No solo porque inspirara una gran obra literaria. Sino porque también inspiró a otro gran poeta. Diogenes da Cunha Lima vio el Baobab en un terreno a la venta y comprendió que estaba inexorablemente condenado a la voracidad urbanística. Lo compró. Ahora es suyo, es el baobab del poeta. Algunos días se llena de niños que vienen con el colegio a admirar esta maravilla. Otras veces se hacen actos culturales, otras simplemente sirve para generar una inmensa emoción estética.

Naturaleza y ser humano. Miles de años con raíces y flores. Y un cuento maravilloso que con pinta de niño nos conmueve a todos. Probablemente también estará miles de años.

“Una tras otra, el piloto verificó las cifras y se sintió seguro. Se encontraba sólidamente sentado en el cielo.” Antoine de Saint Exupéry

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